Esta tarta es facilísima de hacer, no lleva azúcar ni grasa y sí mucha proteína. La textura es fantástica, no tiene nada que envidiar a cualquier tarta de queso clásica. La cobertura puede ser de lo que más os guste: frutas, chocolate...
Ingredientes:
- Una tarrina de queso fresco batido 0%
- 5 claras de huevo
- 1 cucharada de harina de avena ( o maicena si no queréis nada de glúten)
- 1 yogourt desnatado
- Edulcorante al gusto
- Fresas ecológicas
- 1 cucharada sopera de semillas de chía
- 2 cucharadas de agua
- Endulzante si precisa (depende de lo dulce que sean las fresas)
Para la tarta simplemente tenéis que mezclar todos los ingredientes hasta que estén bien integrados. Colocar la mezcla en un molde de silicona y hornear a 150 ºC durante 30 minutos aproximadamente. Vigilar siempre pues cada horno es diferente.
Para la cobertura colocar las fresas bien lavadas y troceadas en un cazo junto con el agua. Cocer durante unos 15 minutos hasta que estén blanditas. Retirar del fuego y triturar con la batidora. Añadir las semillas de chía y endulzar si es preciso.
La mermelada ha de dejarse enfriar para que la chía la espese: lo ideal es dejarla en la nevera de un día para otro.
Por último, cubrir la tarta con la cobertura y a disfrutar.
Nota: Las fresas que no son ecológicas tienen muchas sustancias químicas. Para eleminarlas, hay que dejarlas en remojo con agua y con vinagre. Así minimizaremos la ingesta de sustancias no deseadas.
Esta mermelada casera la podéis realizar con cualquier fruta y guardándola en un bote de cristal en la nevera, se conserva 3 ó 4 días.
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